Otto D'Ambra, y las revisiones de la realidad
- kysita
- 15 mar 2019
- 12 Min. de lectura
Actualizado: 8 abr 2019
Este artista milanés afincado en Londres revisa la realidad pasando por las vanguardias hacia un futuro futuramista en el que el arte va tatuado en tu piel

Peter Ameisenhaufen fue un brillante científico y descubridor, cuya vida, sólo puede ser inventada. Hijo de explorador, gran cazador, y guía de safaris de nombre Wilhelm y una famosa concertista de piano llamada Julia, Peter vió la luz en 1985, fruto del romántico encuentro de la pareja en el cráter de Ngorongoro, en Tanzania, un lugar clave para el estudio del inicio del ser humano. Por desgracia, Julia, falleció poco después del parto, a pesar de lo cual su padre le dio una hermana de un segundo matrimonio. Por desgracia, también ella falleció, devorada por un león. Su padre, que cambió la caza por la protección de los animales, falleció eventualmente a causa del golpe atestado por un elefante, al que intentaba ayudar, y que había sido disparado por cazadores de marfil. El golpe le provocó una hemorragia cerebral.
Criado por su tía en Alemania, fue tras el regreso de su viaje a los 13 años por áfrica, visitando a su padre, que Peter desarrolló una gran fascinación por los animales, tanto por su exterior, como por su interior. Con la edad, se doctoró en Biología y Medicina, y daba charlas sobre zoología y ética científica, y gracias a su puesto como profesor, contaba con un laboratorio privado y una gran biblioteca.
Diferencias de opiniones con la dirección de la universidad, hizo que abandonara su puesto y emigrara a Estados Unidos, con su ama de llaves y su asistente de laboratorio Hans Von Kubert. El equipo científico viajó por el mundo entero, el ayudante fotografiando a los animales salvajes en su estado natural, mientras el profesor los dibujaba y tomaba notas. Cuando no viajaban, el profesor vivía sumido en su laboratorio. Descubrieron grandes cosas, pero lo mantuvieron en secreto, a pesar de lo cual parecía, según Hans, que el profesor quería revolucionar el estado del conocimiento de aquel entonces.
El hogar del profesor acabó calcinado tras su misteriosa desaparición en 1955 en la costa de Escocia, donde se encontró su coche, pero nunca su cuerpo. No obstante, sobrevivieron algunos documentos...
Fauna (1985-1989) es el trabajo conjunto de del profesor Peter Ameisenhaufen, que traducido significa Pere Formiguera y su ayudante, Hans Von Kubert, más conocido por Joan Fontcuberta, con el cual, con divertimento, e ironía, pusieron en cuestión la fiabilidad de la fotografía, de las instituciones académicas y de la propia realidad. No dudaron en desplegar todos los medios a su alcance y para ello emplearon animales disecados, fotografías, documentos escritos, y todo lo que tenía una posibilidad de salir de un laboratorio de investigación para ir a para a una sala expositiva.
Si bien e cierto que exponiendo en un museo de Arte Contemporáneo la cosa se desenmascara a la primera presentación, el engaño continúa algo más cuando se hace en uno de Ciencias Naturales. Entre otras cosas, porque más allá de la capacidad para discernir entre existencia real y falsificada, embarcan al visitante en un viaje de imaginación y fe, en el que querer, es creer. Y aunque en lo más profundo de tu cerebro cognitivo, y tirando de todo lo que crees conocer, algo te dice que eso no es de verdad, para los que de verdad quieren jugar, esta aventura te ofrece un Parque Jurásico recién descubierto del que puedes participar.
Lo cierto es que estamos familiarizados con animales increíbles desde lo máximo que uno quiera empezar a contar.
No sólo lo maravillosamente fantásticos que resultan los animales en su compleja creación, y que ya no somos capaces de apreciar, ya sea por la costumbre, por conocimiento, por desprecio o por pura ignorancia, ya sea porque en la vida que llevamos a menudo no nos dedicamos lo suficiente a admirar a estos seres en todo su esplendor. Pero a parte de los que ya están, también nos resultan familiares los que salen de estos universos creativos, desde los bestiarios que presentaban toda clase de animales y seres extraordinarios.
El honor de ser el primer Bestiario realizado se le ha otorgado a la obra griega Physiologus, presumiblemente en Alejandríaa (dónde si no) y de fecha incierta, pero aproximada, entre los siglos II y IV. Esta obra era un compendio de los animales que aparecían en las obras clásicas de la época. Se popularizaron en el Medievo funcionando a modo de enseñanza moralizante. Y aquí aparecían todo tipo de seres, como poco, extraordinarios.
De hecho, son numerosos los artistas que han realizado bestiarios, desde Leonardo Da vinci, a Saúl Steinberg, pasando por Toulouse Lautrec, o los escritos de Borges o Cortazar.
El equivalente pagano serían las fábulas, pero igualmente con un mensaje moralista, a menudo a través de animales humanizados. Todo este universo a pasado al imaginario popular a través de la literatura, y más recientemente en el tiempo, el cine, las series o las novelas gráficas, A menudo este universo es producto de un gran conocimiento multidisciplinar, pues no hay que olvidar que autores como los hermanos Grimm eran hombres de ciencias, que encontraron su inspiración, en el folclore popular.
Otto D'Ambra es un artista italiano afincado en Londres. Y él, desde luego, nos ofrece un mundo especial. Su cuerpo creativo es variado, a pesar de lo cual se podría decir que es frecuente que componga su propio bestiario. O sus propias fábulas. Pues a menudo se pueden ver figuras humanizadas o animales, las cuales, más que compuestas por distintos animales, están desintegradas, en los límites de la propia representación. No es que tomen partes de diferentes bestias, sino que sus “bestias” toman para sí diferentes formas de representación, ya sean lineas sintéticas, formas geométricas, o patrones que recuerdan a figuras decorativas, como partes de su propia composición.
Dicho esto su mundo es aun más complejo que un bestiario, pues su obra habla de la vida animal, de damas y caballeros, de seres mitológicos que viven en su propia realidad, habla de grandes temas representados en ideas claras como corazones bombeantes, a menudo en pieles dadoras de vida y movilidad. Habla de tecnología, que combinada con seres vivos de estética de grabado da como resultado una especie de ciborgs de mundos propios del steampunk, a su vez dotados de magia. También habla de arte, de descomposición y recomposición, de formas geométricas y fascinantes, desafiadoras de la propia naturaleza.
Durante su infancia se creó un clima propicio para la ilustración, ya que a causa de sus padres, se crió, según dice, rodeado de lápices, papeles, proyectores y otros elementos propios del mundo del diseño gráfico, o del diseño en general, a lo cual se sumó, la lectura de cómics, una combinación que le empujó a la ilustración. Como suele ocurrir con la gente del arte, que hacen una cosa y estudian otra, de lo que se graduó fue de Diseño de Escenarios en la Academia de Brera, en Milán. Obsesionado, al igual que el profesor Ameisenhaufen, por los animales, desde muy temprana edad, y la dificultad a la hora de representarlos, esto supuso un gran desafío. Desafío superado, cada animal posee una serie de valores, que aunados, o combinados, no pueden sino tomar más fuerza.
El mundo de Otto es especial.
Desde un punto de vista estrictamente técnico es una pasada, lo mismo enfoca que desenfoca, tira del puntillismo o de una ilustración sintética, casi siempre aglutinado con collage y fantasía. A nivel universal, te ofrece un mundo nuevo en el que viajar, yendo de una imagen a otra que te empiezan a resultar familiar, pero todas nuevas y mágicas, que funcionan a un sólo vistazo, y también lo detiene, pues el ojo comienza a recorrer cada parte, descubriendo nuevos detalles.
Aparte de animales terrestres, los peces son habituales en su obra, pues para él representan a los seres humanos, moviéndose en bancos, con lo cual es difícil manifestar la propia individualidad, perdiendo nuestra identidad y nuestros deseos, movidos por la masa.
Sus técnicas son muy variadas
Familiarizado con la ilustración, las técnicas de impresión y el tatuaje, trabaja todos los medios, papel, grabado, aluminio, o piel, todos ellos componen el medio para dar el mensaje. Aun así, parece encontrar en el tatuaje su forma de expresión más viva, pues gracias a la propia naturaleza del soporte, su obra cobra una vida especial. Cierto es que este soporte en sí mismo posee particularidades, no es el típico lienzo de forma cuadrangular, y esto, lejos de ser una dificultad, es un nuevo elemento con el que crear, librando las distancias que van de un brazo a otro, del hombro a la cadera, para dar aún más movimiento, a pesar de su aparente bidimensionalidad, más vida, convirtiendo una sola imagen en animación tradicional, como las sombras chinescas.
El collage como técnica ofrece una ampliación de las posibilidades, sobre todo de la mano de artistas como Otto, que no sólo mezcla motivos sino estéticas. Otro artista que han usado magníficamente el collage para la sátira y la caricatura, siempre con humor, es Terry Gilliam, con sus animaciones para los Monthy Pythons. Empleando fotografías antiguas, dibujo y cualquier otro elemento que cayera en sus manos y sirviera a sus propósitos, creó un mundo propio a través del cual expresar sus ideas acerca de la política y la sociedad a través del sarcasmo, la sátira y el humor. Empleaba para ello la animación por recortes, completamente manual. Proveniente del mundo de la ilustración, comparte con Otto la búsqueda de la expresión de la idea o el concepto, sin importar la técnica demasiado, a pesar de lo cual, es el Creador de su mundo, fácilmente reconocible por su estética.
Ambos artistas comparten este tono surrealista donde todo vale; ambos sitúan sus mundos en el campo de la imaginación, la expresión mediante imágenes, a pesar de que se puedan utilizar palabras eventualmente. Estéticamente todo parece plano, pero al mismo tiempo todo interactúa con todo, los diferentes elementos, a pesar de estar claramente diferenciados, trabajan como un todo creando una imagen más completa y rica en estética y significado.
John Tenniel fue el ilustrador de Alicia en el país de las Maravillas, y cuenta la leyenda que llegó a tal punto de desesperación con el autor del libro, que estuvo a punto de rechazar el trabajo de Alicia a través del Espejo, y todo porque Carrol estaba empeñado en editar sólo en la mejor calidad.
Comparten motivos ambos artistas ilustradores, pues ambos dan vida a seres extraordinarios llenos en la misma cantidad de vida y de magia, pues el gato de Cheshire no es el único que ocupa un lugar entre la realidad y la fantasía, y que sin embargo, se manifiesta en el mundo de la realidad perceptual. Si el de Carrol tenía la capacidad de aparecer y desaparecer, el de Otto también, a merced de su portador, puede hacer trucos de magia como abrirse en dos, pasar de lo figurativo a lo esquemático, del boceto a la definición. El dodo de Otto, sin embargo, está triste, se aparece ante nosotros a corazón abierto, y llora, por su suerte nefasta. Lejos de ser un animal imaginario, el dodo o dronte, fue una especie endémica de las islas Mauricio, que vio el fin de sus días a causa de la caza, la devastación de su hábitat, el saqueo de sus nidos, la inclusión de nuevas especies en su entorno natural, la aparición de nuevas enfermedades, y todo lo que al hombre se le pudo ocurrir para acabar con este animal.
La liebre de Otto a pesar de ser igual de elegante, tiene la hora en la cabeza, no se la puede quitar: así vamos por la vida, con un reloj tan intrínsecamente interiorizado que hace que vayamos siempre corriendo de un sitio a otro, sin intentar si quiera investigar que es eso que dan en llamar el aquí y ahora. Tautado en piel, un recuerdo permanente de la carrera sin cesar hacia ningún lugar. Pero no sólo el ilustrador parece inspirar. La obra de Carrol se sitúa en mundo donde todo es posible, no hay límites para lo que puede suceder. No hay leyes físicas que aplicar, es todo un mundo de libertad. Si en la obra literaria Alicia podía variar de tamaño y entrar en nuevos espacios a través de puertas mágicas, lo mismo ocurre en la obra de Otto D'Ambra, no hay límites para lo se pueda dar.
Los surrealistas consideraron esta obra literaria como propia de su movimiento, y no falta quien haya definido también la obra de D'Ambra como surrealista, en la red. No obstante, si de surrealismo se habla no se puede dejar de nombrar a Magritte. El belga, es uno de los mayores representantes de este movimiento, y sin duda uno de los más referenciados. Se conoce el surrealismo por crear sin un control racional para llegar a lo más profundo del subconsciente, o lo que el lo mismo, de la mente, y a este respecto, no tengo la impresión de que D'Ambra sea tan militante, pues si que me da la impresión de que sus collages están muy elaborados-pensados. Sin embargo, en lo que a iconografía se refiere, si que se inspira en esta capacidad de experimentar más allá de lo que el cerebro te dice que es racional.
Al igual que Magritte, También Otto cuestiona la realidad, o la percepción que tenemos de ella, ofreciendo nuevas posibilidades para combinar. Igualmente comparten ese momento conceptual de imágenes que parecen ser pero que resultan una cosa diferente, más compleja y singular. Ambos dos tienen la capacidad de parar el tiempo, pues te obligan a mirar, a disfrutar con los detalles que de una forma u otra te hacen reflexionar, qué es, qué parece y como se combina esto con la realidad particular de cada uno de nosotros. Ambos dos fuerzan a una percepción en la que según cada cual verán unos elementos u otros, ya sea una combinación de técnicas, un imaginario extraño a la par que familiar, una idea loca pero funcional. Pero no es el único surrealista, ni el más famoso, Magritte. Salvador Dalí, más allá de ser conocido como artista (con todas las implicaciones que tiene la palabra), era una persona interesada por las ciencias, en particular con la mecánica cuántica. Empleó conceptos de la ciencia para representarlos en sus pinturas, deshaciendo el lienzo en los átomos de su representación. En un juego similar, Otto descompone su ilustración en diferentes motivos, en ocasiones geométricos, cuestionando la propia composición del dibujo, en ocasiones estilísticamente, cuestionando la necesidad de homogeneidad en la construcción, y en ocasiones descomponiendo la propia percepción del motivo, acercándolo también a otros movimientos como el futurismo o el cubismo.
Y es que, si de movimientos de vanguardia hay que hablar, en ocasiones Otto D'Ambra puede resultar "más picassiano" que el propio Picasso. Pues él ve la imagen y al igual que hacía el malagueño, la desmonta, la investiga, la repliega, la desdobla y la vuelve a colocar.
Y no siempre lo hace desde el punto de vista del arte, sino a veces también desde la ciencia y la investigación. Investiga todas las posibilidades que la imagen le da, hasta dar con la que mejor le sirve a sus propósitos, ya sea para expresar conceptos como el amor, el arte o la capacidad para pensar. Pues sin duda alguna este artista es un gran pensador, que hace gala de un buen gusto tal, que no podía por menos ser de Italia, país de grandes artistas donde la cultura, a pesar de que su situación política parezca degradar, salta a la cara a pie de calle.
Esta parte investigadora y científica le lleva a diseccionar los cuerpos para recrearlos, estudiando y enseñando a la vez, ya sea la naturaleza del cuerpo humano, ya sea la animal. De entre los órganos internos, la representación más común es la del corazón, que, como todos sabemos, es la representación del amor. También hay estudios de anatomía, disecciones y otros órganos. Y es que, ya sea a través de movimientos de vanguardia, de bestiarios o de la ciencia, en su representaciones trata los grandes temas: amor, muerte, arte, pensamiento abstracto, donde las cosas parecen ser, pero siempre son más; circo, espectáculo, literatura y todo amalgamado en una nueva realidad: el mundo de Otto D'Ambra.
Si bien es cierto que D'Ambra es capaz de representar sobre numerosas superficies, el hecho de tatuar (sumado a que en los tiempos en que vivimos el tatuaje se ha convertido en un producto de consumo de masas), facilita que la obra salga al mundo exterior basándose únicamente en la opinión y el gusto del consumidor. Es una forma de arte que se consume ajena al circuito comercial y establecido del mismo. Resultando un artista muy trabajador y prolífico, su obra se ve “expuesta” a menudo para consumo del espectador casual, pues no obliga a ir a museos -al igual que el graffiti o el arte urbano-, o galerías para consumir esta obra, contribuyendo así a cambiar tanto la hegemonía del papel de las instituciones como el papel absolutista de la crítica de arte en tanto que servidora del mercantilismo.
Nada en contra acerca de la literatura artística, o sobre arte -obviamente- ya que el arte contemporáneo es un arte complejo -al igual que todo el arte anterior- que habla de un sinfín de conceptos, desde políticos y sociales hasta personales y abstractos, por lo que es necesario estar informado, no de la vida del artista, sino de las parcelas que todos compartimos, tanto sociales como personales, ya que el arte es el medio de expresión del sentimiento, algo común en los seres vivos, de los que formamos parte.
El arte informa acerca del momento histórico en el que vivimos, y es necesario sacarlo del encorsetamiento en el que a menudo se desarrolla.
En el mundo del arte contemporáneo existe mucho de elitismo, de crítica asociada a la venta, de compradores más interesados en la inversión que en el disfrute o la reflexión. D'Ambra, con sus tatuajes, y su arte en general- contribuye a que el arte actual se consuma de una forma mucho más personal, dando poder al individuo de invertir en lo que considera que es arte, sin importar lo que la prensa especializada pueda opinar al respecto.
No obstante, y como todo en la vida es cíclico, de la calle vuelve a entrar en la galería, a través de la exhibición que realizó en 2015 en la galería inglesa Curius Duke, en la cual realizó igualmente un trabajo in situ.
Y es que el futuro ya está aquí...
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